Limpiar el rostro es una parte esencial de una buena rutina de cuidado de la piel. Hacerlo efectivamente puede mejorar su calidad y lograr que se vea radiante y mantenerla luciendo joven.
Si miras tu piel en un microscopio, verás que está cubierta con un patrón de surcos y pequeños orificios que llevan a las glándulas que producen la transpiración y el sebo. Estos orificios son el lugar perfecto para la acumulación de impurezas y suciedad durante todo el día. En adición a esto, el proceso de renovación de la piel significa que las células muertas se desprenden dejando residuos en la superficie de la piel. Finalmente la polución y la acumulación del maquillaje hacen que limpiarla correctamente sea una necesidad.